miércoles, 16 de enero de 2013

Brisa suave



“Por tanto, lo mismo que los hijos participan de la carne y de la sangre,
así también participó Jesús de nuestra carne y sangre,
para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte,
es de decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte,
pasaban la vida entera como esclavos”.

de las Lecturas de la Misa (Heb 2, 14-18)
Foto: Miguel Castaño

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