martes, 9 de octubre de 2012
~ FUENTE de SALVACIÓN ~
Tenía ella una hermana llamada María, que sentada a los
pies del Señor,
escuchaba su palabra, mientras Marta estaba atareada
en muchos quehaceres. Al fin, se paró y dijo:
“Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el
trabajo?
Dile, pues, que me ayude”. Le respondió el Señor:
“Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas;
y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola.
María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada”.
del Evangelio del día (Lc 10, 38-42)
Foto: Miguel Castaño

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