jueves, 25 de enero de 2024

Cristo, sendero de Vida


 Yendo de camino, cerca de Damasco, hacia mediodía,
de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor;
caí en tierra y oí una voz que me decía:
«Saúl, Saúl, ¡por qué me persigues?».
Yo pregunté:
«¿Quién eres, Señor?».
Y me dijo:
«Yo soy Jesús el Nazareno a quien tú persigues».
Mis compañeros vieron el resplandor, pero no oyeron la voz que me hablaba.
Yo pregunté:
«¿Qué debo hacer, Señor?».
El Señor me respondió:
«Levántate, continúa el camino hasta Damasco, 
y allí te dirán todo lo que está determinado que hagas».
Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz,
mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.
Un cierto Ananías, hombre piadoso según la ley, 
recomendado por el testimonio de todos los judíos residentes en la ciudad,
vino a verme, se puso a mi lado y me dijo:
«Saúl, hermano, recobra la vista».
Inmediatamente recobré la vista y lo vi.
Él me dijo:
«El Dios de nuestros padres te ha  elegido para que conozcas su voluntad
veas al justo y escuches la voz de sus labios, 
porque vas a ser un testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.
Ahora, ¿qué te detiene? Levántate, recibe el bautismo 
y lava tus pecados invocando su nombre».

Lecturas del día: (Hech 22, 3-16) (Sal 116, 1-2) (Mc 16, 15-18)
FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO APÓSTOL

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