sábado, 28 de enero de 2023

Un Salvador, el Mesías, el Señor


La Fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.
«Por la Fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba recibir en heredad.
Salió sin saber adónde iba.
Por Fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas,
y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa,
mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos 
cuyo arquitecto y constructor iba ser Dios. 
Por la Fe también Sara, siendo estéril, obtuvo vigor para concebir
cuando ya había pasado la edad, 
porque considero fiel al que se lo prometía.
Y así, de un hombre, marcado ya por la muerte,
nacieron hijos numerosos, como las estrellas del cielo
y como la arena incontable de las playas.
Con Fe murieron todos estos, sin haber recibido las promesas, 
sino viéndolas y saludándolas de lejos,
confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.
Es claro que los que así hablan están buscando una patria;
 pues si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.
Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.
Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios; porque les tenía preparada una ciudad.
Por la Fe, Abrahan, puesto aprueba, ofreció a Isaac,
ofreció a su hijo único, el destinatario de la promesa, 
del cual le había dicho Dios:
"Isaac continuará tu descendencia".
Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar 
de entre los muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac».

Lecturas del día: (Hb 11, 1-2. 8-19) (Lc 1, 69-75) (Mc 4, 35-41)
 

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