lunes, 8 de abril de 2019
Salvados en esperanza
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida».
Lecturas del día: (Dn 13, 41-62) (Sal 22, 1. 3-6) (Jn 8, 12-20)
«No hay, pues, condena alguna para los que están en Cristo Jesús, pues la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y la muerte» (Rom 8, 1-2)
Desde hace treinta y cinco años esta Palabra de Dios se hizo viva en mi corazón y transformó mi vida. En una Eucaristía, el Señor, me mostró toda su ternura hacía mí en un momento de gran desesperación, donde el peso de mi pecado me acosaba y acorralaba todo mi ser.
Y su Palabra se hizo vida: «La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y la muerte».
Su Palabra, desde entonces ha habitado junto a mí. La Palabra se ha hecho compañera de vida y no se ha separado de mi corazón a lo largo de todos estos años. Ella, es la Brisa suave, el soplo del Espíritu que actúa también en mis capacidades.
Desde hace diez años, publico todos los días una imagen junto algún versículo de las Lecturas de la Misa. En estos años he podido comprobar cómo desde esta imagen y estos versículos, su Palabra va quedando grabada en mi corazón. De esta manera sencilla, la Palabra me habita durante todo el día y se convierte en fuente de Gracia en mí interior.
Quisiera compartir con todo el que vea esta Brisa suave y soplo del Espíritu, esta Gracia de Dios que es su Palabra.
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