viernes, 25 de enero de 2019
¡Mi Amado! Vedlo
«Saúl, Saúl, ¡por qué me persigues?»
Yo pregunté: «¿Quién eres, Señor?» Y me dijo:
«Yo soy Jesús el Nazareno a quien tú persigues».
Mis compañeros vieron el resplandor, pero no oyeron la voz que me hablaba.
Yo pregunté: «¿Qué debo hacer, Señor?»
Él Señor me respondió:
«Levántate, continua el camino hasta Damasco,
y allí te dirán todo lo que está determinado que hagas».
Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz,
mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.
Un cierto Ananías, hombre piadoso según la ley,
y recomendado por el testimonio de todos los judíos residentes en la ciudad,
vino a verme, se puso a mi lado y me dijo:
«Saúl, hermano, recobra la vista».
Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo:
«El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad,
veas al Justo y escuches la voz de sus labios,
porque vas a ser su testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.
Ahora, ¿qué te detiene?
Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su Nombre».
Lecturas del día: (Hech 22, 3-16) (Sal 116, 1-2) (Mc 16, 15-18)
FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO APÓSTOL
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