jueves, 14 de diciembre de 2017
«Sí, vengo pronto»
Porque yo, el Señor, tu Dios, te tomo por tu diestra y te digo:
«No temas, yo mismo te auxilio».
No temas, gusanillo de Jacob, oruga de Israel,
yo mismo te auxilio -oráculo del Señor-, tu libertador es el Santo de Israel.
Mira, te convierto en trillo nuevo, aguzado, de doble filo:
trillarás los montes hasta molerlos; reducirás a paja las colinas;
los aventarás y el viento se los llevará, el vendaval los dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes buscan agua, y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed. Yo, el Señor, los responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar rios en cumbres desoladas, en medio de los valles, manantiales;
transformaré el desierto en marisma y el yermo en fuentes de agua.
Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivares;
plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y alerces,
para que vean y sepan, reflexionen y aprendan de una vez,
que la mano del Señor lo ha hecho, que el Santo de Israel lo ha creado.
Lecturas del día: (Is 41, 13-20) (Sal 144, 1. 9-13) (Mt 11, 11-15)
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