viernes, 19 de agosto de 2016
No hay nadie bueno más que Dios
La mano del Señor se posó sobre mí. El Señor me sacó en espíritu
y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos.
Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos, eran muchísimos
en el valle y estaban completamente secos. Me preguntó:
«Hijo de hombre: ¿Podrán revivir estos huesos?» Él me dijo:
«Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles:
"¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor!
Esto dice el Señor Dios a estos huesos:
Yo mismo infundiré espíritu sobre vosostros y viviréis.
Pondré sobre vosotros los tendones, haré crecer la carne,
extenderé sobre ella la piel, os infundiré espíritu y viviréis.
Y comprenderéis que yo soy el Señor".
Yo profeticé como me había ordenado, y mientras hablaba se oyó un estruendo
y los huesos se unieron entre sí, Vi sobre ellos los tendones,
la carne había crecido y la piel la recubría, pero no tenía espíritu. Entonces me dijo:
«Conjura al espíritu, conjúralo, hijo de hombre, y di al espíritu:
"Esto dice el Señor Dios: Ven de los cuatro vientos, espíritu,
y sopla sobre estos muertos para que vivan"». Yo profeticé como me había ordenado;
vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. (...)
"Esto dice el Señor Dios: Yo mismo abriré vuestros sepulcros,
y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel.
Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de ellos, pueblo mío,
comprenderéis que soy el Señor.
Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestra tierra
y comprenderéis que yo, el Señor, lo digo y lo hago" -oráculo del Señor-.
Lecturas del día: (Ez 37, 1-14) (Sal 106, 2-9) (Mt 22, 34-40)
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