Preparemos, hermanos, la Jerusalén de cada uno: nuestra “ciudad”, nuestro interior. Preparemos nuestros mantos, ramos, alabanzas, hosannas… pues el “Santo, el único Santo”, el Rey de la Gloria, viene a ser glorificado en nuestra Jerusalén.
Él, la Nueva Jerusalén, viene a instalarse en nuestra Jerusalén. Él, el Templo que nunca será destruido viene a nuestro templo. Él, el Rey de la Gloria, se hace Siervo y lava nuestros pies. Él, que es libre de todo, se hace preso por nosotros. Él, que es libre de condena, se hace condena. Él, que es libre de dolor, vive nuestro dolor y nuestra pasión. Él, que es libre de cruz, se ve en la Cruz y entra en nuestra cruz. Él, que es libre de la muerte, entra en nuestra muerte. Él, que es el Amor, vive en el Amor. Él, la Vida que traspasa la muerte, se hace Vida nuestra.
Bendito Él, la “Nueva Jerusalén”.
Bendito Él, nuestro “Templo”.
Bendito Él, nuestra “Cruz de Victoria”.
Bendito Él, nuestra “Vida”.
Bendito Él, nuestra “Pascua de cada día”.
Bendito el Rey de la Gloria.
¡Abramos nuestras puertas, que va entrar la “Santidad” en nuestra Jerusalén!
Miguel Castaño
1 comentarios:
¡Abrid las puertas de par en par, que va entrar el Rey de la Gloria!
¡Abrid las puertas de par en par, que va entrar el Hijo de Dios!
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