y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea
y Judea y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones.
En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico
y trataban de introducirle, para ponerle delante de Él.
Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud,
subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas
y le pusieron en medio, delante de Jesús.
Viendo Jesús la Fe que tenían, dijo:
“Hombre, tus pecados te quedan perdonados.”
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