sábado, 19 de abril de 2014
Mi carne descansa serena
Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran soledad.
Un gran silencio, porque el Rey duerme.
La tierra está temerosa y sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne
y ha despertado a los que dormían desde antiguo.
Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo.
"Despierta, tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas cautivo
en el abismo; levántate de entre los muertos,
pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos;
levántate, imagen mía, creado a mi semejanza.
Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti,
formamos una sola e indivisible persona"
El descenso del Señor al abismo
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